domingo, 16 de noviembre de 2008

LO QUE IMPORTA

Solo, acaloradamente solo,
meciéndome en una hamaca sin importarme el tiempo,
sin echarle ganas a las cosas que debo,
sin importarme nada de lo que sucede afuera.
Solo, meciéndome con el pie derecho.

Y son largos los días que paso metido en esta red que me mantiene en el aire.
Y me fijo en el detalle de la mosca que desprecia las migajas de la cena.

En la hamaca, sin rascarme siquiera la cabeza,
no me importa el tiempo de los trámites bancarios,
ni los pagos con fecha de vencimiento.
No me importan las guerras.

No me importa el avión que hace un momento se derribó en África.
Me importa una cosa:
Me pregunto a quién, además de mí, le serás ahora indiferente,
quién ha disfrutado de los dones de tu cuerpo,
los húmedos y salados dones de tu vientre.
Quién estará junto a ti, pensando en la mujer de la oficina,
la de sonrisa fácil y cortas faldas.
Quién, te mirará dormida, buscando la manera de decirte
que es necesario darse tiempo, conocer otras gentes,
que todo ha caído en la costumbre, que el amor no existe y la pasión
no da para tanto.

Quién te romperá el corazón, alejándose sin explicaciones.

Y pienso: Es mejor que no estés,
porque no existe nada peor ni más incómodo
que compartir la hamaca con una mujer que piensa en otro.

jueves, 13 de noviembre de 2008

CLARIDAD

¿Dónde están las palabras cuando más se necesitan?

Hay palabras para vivir, tan necesarias como el aire
y uno se ahoga sin ellas, las busca
empuñando en la asfixia,
en lo oscuro y en la luz, aquello que todavía y hasta dónde
no ha sido dicho.

Una palabra para que el tiempo no se detenga,
ni nos deje olvidados en algún segundo de la hora.
Uno busca la palabra en los diccionarios,
en los inventarios de las tiendas de antigüedades,
uno busca en el silencio,
en el recuerdo, en la nostalgia de los días que vendrán,
la palabra que de plenitud a la hoja en blanco,
la silenciosa, letra por letra,
llenando lo que es necesario decir y no es posible.

No es el afán de llenar los folios
con palabras inútiles que nada dicen,
o dicen por sí mismas lo que uno ni siquiera ha querido pensar.
Esta palabra, la que busco, incendia lo que toca, aun el agua.

lunes, 10 de noviembre de 2008

COMO DESPUÉS DE UN DÍA DE FIESTA

Nunca la vida más amarga
que a la mañana siguiente de la fiesta.
Agrio el sabor del primer aliento,
es inmensa la sed con que se nace,
el espasmo del vómito que niega el beneficio
de comer algún bocado.
Y la memoria inconclusa, incendia,
echa a andar la tripa hasta el siguiente vaso,
hasta la tarde, hasta asomarse a la ventana al mundo,
a la calle aprisa
que hace tiempo amaneció.

Y la casa tirada, todo inmovil oliendo a tabaco.
Toda la casa,
toda la memoria
ceniza.