domingo, 14 de diciembre de 2008

LAS TARDES

Había en el patio un arroyo.
La casa rodeada por pitales,
por naranjas, por limas, un viejo tamarindo
y un árbol de mango como sauce.

Había un arroyo en el patio de la casa
y pavos, y gallinas agresivas que peleaban con los perros
y perros que comían a escondidas
los zorros de la noche.
Los gavilanes sobrevolaban la casa en busca del descuido,
los gallos se escondían en los pitales
cazando al gavilán.
Todo era un círculo perfecto:
el arroyo inundaba de rumor todas las tardes
y salíamos al patio en busca de la brisa
que no siempre llegaba. Pero estábamos ahí,
y la lentitud del tiempo espantaba hasta los muertos.
¡Tardes! decía el viento,
cuando la noche era ya una sustancia inevitable.

Entonces prendíamos el monte seco
y el humo se elevaba blanquecino hasta la noche.

ENTRE LA DUDA Y EL LLANTO

¿Cuál de las casas de mi infancia es la casa
donde pululan, cristalinos, los recuerdos.
Cuál de los barrios de mi infancia, en dónde
aquella luz mitigada por el insomnio.
Cuál de los hornos, donde mi madre preparaba el pan, está dispuesto.
Cuál de las ventanas hacia el patio de los cuáles,
cuál de las noches y los techos, cuál de las tejas,
la de asbesto, la de lámina, cartón, el crudo cemento.

Cuál de las casas de mi infancia es la casa
donde mi abuelo me espera sin saber que morirá mañana,
sin conocer mis pasos que el nombró.
Cuál de los insomnios infantiles no me deja dormir.
Cuál de los gallos, que amanecían mi sueño,
canta en el patio del vecino, cuál.
Cuál de los llantos de mi madre, cuál
de los ecos, cuál de sus prodigiosos ungüentos me curaba.
Cuál de sus cantos que no escuchaba por dormir, cuál
de los sueños que inventé hace tiempo
entre los patios de la noche y la comida puesta.

Cuál de aquellos niños era yo?

Sin título

He regresado a los portales de la infancia
y he descubierto que allí el mundo es bueno.
He regresado con los ojos de mi sangre
en otro cuerpo más pequeño y más adolorido.
He regresado con los pasos temblorosos,
con la duda en cada verbo apenas conjugado.
He regresado y los días duran años,
he regresado y me saben a miel aun los dolores.