jueves, 2 de junio de 2011

LÁMPARA DE KEROSENO


Me llaman “Marinero”.

He curtido mis años, mis siglos navegando sin fin todos los rumbos.

Existo entre el desembarco y la partida.

Entre la quietud y los naufragios he labrado mi nombre,

tantas veces mi nombre por el aire y sobre el agua.

Y cuando después de largo viaje mis pies vuelven a tocar tierra,

lo que soy se queda entre las olas,

tira sus anclas hasta el fondo de las cosas y enciende sus lámparas.

Lo que soy se queda inerte frente a cada puerto,

me grita por mi nombre “marinero en tierra”

hasta que vuelvo por fin

al vaivén del mar y su engañosa calma.