A Alejandra Hidalgo
Me gustan las marchas,
las inmensas aglomeraciones,
atestiguar la ira de las amas de casa,
al oficinista gritando consignas
mientras roba tiempo a la burocracia
y el hombre de la calle, el que verdaderamente vive en ella,
espera a que desalojen la plaza
para acostarse en el césped
donde cada noche le germina un sueño
junto el hediondo olor que siempre lo acompaña.
Me gustan las marchas,
ser en la multitud el rostro
que nadie recordará mañana.
2 comentarios:
Gracias por la dedicatoria de este poema. Pues sí creo que las marchas ya son parte de mi, se convierten en una especie de necesidad. Una catarsis al gritar el coraje, la rabia, la impotencia ante el opresor, ante el corrupto, ante la cobarde indiferencia.
Un abrazo, Alejandra
Me gusta mucho este poema.
Un saludo a Camila por ser la protagonista.
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